LECTURA DE REFLEXION SOBRE LA LECTURA

Lectura de reflexión sobre la lectura
(Y los libros.)

CUANDO ERA MÁS JOVEN QUE AHORA

Cuando era joven (más joven que ahora), mi familia fue a visitar una casa para ver la posibilidad de alquilarla o comprarla.

 El vendedor era un señor ya de edad, como yo lo soy ahora. El alquiler no se concretó, pero en las visitas me vio tan entusiasmado por la lectura. Mientras los adultos conversaban, yo robaba esos preciosos minutos en hojear muchos libros que él tenía. Al despedirnos, me regaló libros a mi completa elección. Creo que nunca supe su nombre. Hoy me quedan solamente sus iniciales en los libros: “C.Z.I.”

 ¿Cómo habrá sido su vida? ¿Por qué estaba tan solo? O tal vez no lo estaba. Quizá tantos libros reflejan una vida rica en cultura, mundo y amigos. ¿Habrá sabido que me regaló horas y horas de diversión? ¿Qué me hizo soñar, conocer otros mundos, otras culturas y otras visiones de la vida?

 Aún hoy conservo casi todos esos libros, menos los que perdí en una inundación. La vida da círculos misteriosos. Ahora soy yo, quizá con la misma edad de mi bondadoso  oferente el que busco lectores ávidos para obsequiarles esos y otros libros. Busco personas que los aprecien.

 Para mí cada autor es un amigo. Conocí muchos de ellos a través de sus escritos desde muy niño. Varios de estos amigos me acompañan hoy y, aunque producto de esa amistad, obsequie sus escritos, seguirán siendo mis amigos. He dialogado íntimamente con cada uno de ellos.

 Creo que a la mayoría de estos escritores amigos les gustará que su inspiración sea conocida por mucha gente y que no se quede guardada solamente en mis anaqueles. Como amo a mis amigos, siempre los dejo partir.

 Comprendo la era digital y disfruto de ella. Sin embargo, el libro impreso en papel tendrá siempre para mí un encanto especial. Es la obra tangible de un comunicador, de un alma que quiere trascender a sí misma, a su tiempo y a su espacio. Nada más que por esa intención que significa muchas horas de dedicación, merece que se le respete y se le lea con tranquilidad, reflexión y comprensión. Y con toda seguridad, el escritor estaría feliz de compartir un café y conversar, estemos o no de acuerdo con sus ideas.

 Hoy parece haber poco tiempo para leer reflexivamente. Pocos saben lo delicioso que es sentarse una tarde de invierno junto al fuego y compartir pensamientos de un libro. O en la primavera, tener un libro entre las manos en medio de los aromas de las flores y las caricias del viento.

 Poco tiempo le queda a la gente para eso. No importa. A mí también me queda poco tiempo. Mientras me quede… seguiré leyendo.

¿Disfrutas leer?

Fuente: http://sergiovaldivia.tumblr.com